Esta
semana toca viajar a la siempre hermosa comarca de la Jacetania, para hablar de
un pequeño pueblo deshabitado situado dentro del municipio de La Canal de
Berdún. El pueblo es Huértalo, accesible por una pista de tierra que tomaremos
en las inmediaciones de Villarreal, y que tras vadear el río Majones, nos
conducirá sin pérdida hasta el despoblado.
El
núcleo se estructura por medio de una sola calle, con las viviendas situadas a
ambos lados. Aprovechando un pequeño ensanchamiento se sitúa la plaza, lugar
donde se halla la escuela y la iglesia de San Esteban.
La
iglesia es, en nuestra opinión, el edificio más destacado de Huértalo. Es un
templo del siglo XII, ampliamente reformado en el XVII. Precisamente a esta
centuria corresponde la lonja de ingreso y la torre campanario. Se trata de un
templo de una sola nave rematado en cabecera semicircular canónicamente
orientada. A pesar de que exteriormente pueda parecernos que su aspecto es
digno, la realidad no es esa. La totalidad de la bóveda que cubría la nave se
ha desplomado, aunque aguanta milagrosamente la de la cabecera, que es de
cuarto de esfera.
Junto
a la iglesia se sitúa la escuela, con sus grandes vanos que nos muestran la
ruina interior. Subsiste en su fachada principal un cartel en el que leemos
“Escuela Nacional de Huértalo”. Adosado a ésta encontramos el horno, sin uso desde
hace mucho tiempo pues no se utilizó en los últimos años, dado la poca gente
que había en el pueblo. Compraban el pan en Berdún y lo traía el cartero,
cargado en un burro.
Huértalo
llegó a tener alrededor de 15 casas en sus momentos de máximo esplendor,
mediados del siglo XIX. Por aquel entonces tenía censos que sobrepasaban los
150 habitantes. Nada que ver con los últimos años de vida del pueblo, cuando ya
solo mantenía cinco casas abiertas. Los nombres de las últimas casas eran:
Matías, Salvador, Buey, Tresa y Clavería.
Actualmente
todas las casas están en estado de ruina, aunque quizá sea casa Matías la que
parece llevar mejor el paso de los años. La más importante era casa Buey, pues
casi toda la orilla izquierda de la calle era suya, ya que, además de la
vivienda, contaba con gran cantidad de edificios de apoyo: pajares, cuadras,
corrales…
Aunque
pueda parecer sorprendente a Huértalo sí llegó la luz eléctrica. El problema
fue que el transformador se quemó antes de la Guerra Civil, y ya nunca se
reparó, con lo que tuvieron que volver a las formas antiguas de iluminación.
Algo
aislado del núcleo -en la zona de las eras y los corrales- se halla la ermita
de la Purísima Concepción. Es edificio del siglo XVIII, de planta rectangular y
cabecera plana. Interiormente se cubre con estructura de madera y exteriormente
con teja árabe.
Las
fiestas eran para La Purísima, en diciembre; tenían una duración de tres días. Había
música y buena comida. También se llevaba la Virgen de la ermita a la iglesia y
se celebraba un baile en la escuela.
El
pueblo se vació a mediados de los años sesenta. Un señor (José Samitier, de
casa Buey) vivió en soledad durante muchos años. Abandonó Huértalo en el año
1999, ya con una edad bastante avanzada y con problemas de salud. Murió unos
años después en Villarreal.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (noviembre 2018).
Fotografía 1; Vista lejana Huértalo (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Iglesia y escuela (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Cabecera (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Fachada de la escuela (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Ermita de la Inmaculada (Cristian Laglera)
Aporto también dos fotografías de Huértalo tomadas en los años ochenta por Rafael Margalé.
Vista lejana
Casa Clavería