Salinas
de Jaca es una localidad situada en el sector noroeste de la comarca de la Hoya
de Huesca, entre la Foz de Salinas y el Collado de Pelaire.
Si
tenemos intención de visitarlo el punto de partida será la localidad de
Villalangua. Iniciaremos la excursión en
la calle que hay detrás de la iglesia y que desciende hasta el río
Asabón, el cual, atravesaremos por una pequeña pasarela. Poco después
empalmaremos con el sendero que sube directo a la Foz de Salinas. El camino es
espectacular, de los que quedan grabados en la retina del visitante durante
mucho tiempo. Allí nos encontramos con magníficas y asombrosas formaciones
rocosas compuestas por paredes de piedra dispuestas verticalmente, formando
espectaculares crestas rocosas, todo
bajo la atenta mirada de los buitres. Desde Villalangua hasta Salinas tenemos
alrededor de una hora de camino.
Más de 1000 años de antigüedad contemplan al viejo
pueblo de Salinas, que se remonta al primer Rey de Aragón, Ramiro I. Salinas se
fundó en torno a la explotación de los pozos de agua salada, que abastecía
entre otros lugares al Monasterio de Ruesta.
Aunque pueda parecer lo contrario no fue esa la
primera actividad de sus vecinos, ya que Salinas de Jaca era básicamente un
pueblo agrícola y ganadero. Producían trigo y cebada y algunas legumbres en
pequeñas cantidades a pesar de la escasa calidad de sus tierras.
Su primera cita documental data del año 1182, allí se
dice que Estefanía, abadesa de Santa Cruz de la Serós, dio a Castán y a su
mujer Sancha la parte de la salina que tenían en “la villa que se llama Salinas” a cambio de un censo anual.
Volviendo
al sendero de acceso a Salinas –insistimos en que es magnífico-, y transcurrida
una hora aproximadamente de marcha, comenzaremos a ver la silueta de la iglesia
parroquial de Santa María Magdalena (s. XVI). Es el único edificio que queda en
pie de la antigua población, aunque en avanzado deterioro. Es un templo de una sola nave cubierto con
bóveda de crucería y torre campanario adosada a los pies.
A unos 200 metros al oeste de la iglesia (a un nivel
inferior) se encuentran los restos de las viviendas, si bien conseguir llegar
hasta ellos es casi una hazaña, dado la cantidad de maleza selvática que los
rodea.
En el año 1900 Salinas de Jaca todavía censaba 224
habitantes. Nosotros tenemos documentadas un total de 44 casas, aunque es
probable que no estén todas; sus nombres son: Barranco, Bastarós, Benita,
Cabalero, Cacharro, Campo, Capitán, Cecilia, Cocho, Croquis, Dolores,
Escribano, Escuela, Ferrería, Fuén, Grasa, Jalón, Juan, Juana, La Abadía,
Labarta, Lama, Lasaosa, Lázaro, Leticia, Maestro, Manapueda, Melchor, Moros,
Noveciercos, O Rey, Pastora, Peleira , Petra, Practicante, Ramoné, Ro, Ruso,
Santos, Sebastiana, Susana, Tornero, Valera y Visús.
Las fiestas de Salinas se celebraban el día 22 de julio,
si bien la fiesta se solía celebrar el sábado más próximo a este día.
El motivo del abandono del pueblo fue bastante llamativo. Salinas viejo
sufrió a finales de la década de los cuarenta unos corrimientos de tierras en
su parte baja, que parece eran bastante frecuentes. Esto, unido a la complicada
ubicación del pueblo, solo accesible por viejos y complicados caminos de
herradura y la dureza de los inviernos en un lugar tan aislado como este, motivo
el traslado definitivo del pueblo en el año 1950 a su lugar actual, junto a la
carretera A-132.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (noviembre 2018).
Fotografía 1; Llegada a Salinas (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Iglesia de Santa Magdalena (María Jesús Callau)
Fotografía 3; Vivienda en ruina (Cristian Laglera)