Cancer fue uno de los pueblos que se vieron afectados
por la construcción del embalse de Barasona. Una vez más regresamos a tierras
ribagorzanas para ocuparnos de uno de los más de setenta núcleos de esta
comarca que quedaron deshabitados durante el pasado siglo XX. Parte de sus
ruinas permanecen anegadas bajo las aguas del pantano desde el año 1931, fecha
en la que se inauguró el pantano.
Para encontrar su primera mención documental tenemos que retroceder hasta el año 1153. También sabemos que, en época moderna, perteneció a la familia Bardaxí de Graus.
Tuvo ayuntamiento propio desde el año 1834, aunque acabó agregándose al de Barasona en 1845. Finalmente paso a pertenecer al de Graus en 1920. Siempre fue un pueblo pequeño. Según nuestros datos no sobrepasó las cuatro viviendas, sus nombres eran: Clareta, Castillo, Perat y Pontín. En las primeras décadas del pasado siglo XX mantuvo una población cercana a los 25 habitantes.
Del pueblo todavía son visibles dos de las viviendas y varios pajares y bordas. Todos los edificios se hallan en ruina. Se localizan a ambos lados de la pista de acceso y también por debajo de la iglesia, cerca de las aguas del embalse.
Precisamente la iglesia es su edificio más destacado. Está dedicada a San Miguel. Se trata de un edificio de origen románico (s. XII-XIII), aunque las posteriores reformas barrocas han desfigurado bastante su aspecto. Se trata de un templo de una sola nave finalizado en ábside semicircular. Cuenta con una capilla lateral de época posterior abierta en su muro suroeste. La nave se cubre con bóveda de cañón apuntada y el ábside con cuarto de esfera; la capilla lo hace con medio cañón. Tenía coro de madera a los pies.
Según Pascual Madoz en esta iglesia se guardaba una arqueta con el cuerpo del apóstol San Bernabé. Esta arqueta pasó a la iglesia de Pueyo de Marguillén y posteriormente a la iglesia de San Miguel de Graus.
A escasos metros de la iglesia queda la base de un
crucero cuadrangular sobre el cual se alzaba la cruz de término.
La gente de Cancer se dedicaba principalmente al cultivo de trigo, legumbres y frutas. El comercio se reducía a la exportación del vino que les sobraba; todavía encontramos varios cubos de vino situados en el espacio que hay entre la iglesia y el pantano.
El acceso lo realizaremos desde la carretera que lleva de Graus a Aguinaliu. Unos metros antes de cruzar el puente que pasa sobre el río Sarrón, nace una pista de algo más de dos kilómetros que nos conducirá hasta el despoblado.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en diciembre de 2020.
Fotografía 1; Iglesia de San Miguel Arcángel (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Cabecera (Cristian Laglera)