Fue un pueblo pequeño, muy pequeño; durante el pasado siglo XX sólo mantuvo tres casas abiertas. Sus nombres eran: Sanvicente, Sampietro y Rufas.
Silves ha recuperado algo de vida estos últimos años; hay alguna casa rehabilitada y en la actualidad un matrimonio regenta un camping que hay situado a escasos metros del núcleo.
Paseando por sus calles encontramos varias viviendas que responden a las características propias de las construcciones de la zona: grandes casonas de dos y tres plantas con bellas fachadas de piedra y chimeneas cilíndricas.
Muy cerca de allí, junto a la pista que sube a Aguilar, se halla la interesante ermita románica de San Bartolomé. Se trata de un edificio de nave única finalizado en ábside semicircular articulado directamente a la nave, sin presbiterio.
El acceso lo realizaremos desde Boltaña, desde donde tomaremos la carretera de "La Guarguera". Un kilómetro después de pasar el río Ara, una pista zigzagueante, solo apta para vehículo todoterreno, que nace a nuestra derecha nos conducirá sin pérdida hasta Silves, en poco más de tres kilómetros.
Fotografía 1; Silves Alto (A. García Omedes)
Fotografía 2; Llegada al núcleo (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Casa Sanvicente (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Edificios en ruina (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Ermita de San Bartolomé (Cristian Laglera)
Fotografía 6, Interior del templo (Cristian Laglera)