La excursión que hoy ponemos sobre la mesa nos va a
conducir hasta una pequeña aldea ribagorzana llamada Salanova. Sus
edificaciones se levantan sobre un montículo poco después de rebasar el desvío
de Lascuarre en dirección a Roda de Isábena. Salanova se sitúa a orillas de la
carretera A-1605, en su margen derecha y visible desde la misma.
Para encontrar su primera cita documental tenemos que
remontarnos hasta el año 1204. Se trata de un documento de la colección
diplomática del monasterio de San Victorián en donde se cita a “Berengarius de
Salanova”.
Salanova pertenece al municipio de Lascuarre. Fue un
lugar de tres viviendas, al menos estas fueron las que mantuvo abiertas durante
el pasado siglo XX. Los nombres de las casas eran: Arrendador, Llacera y
Laideba. En el nomenclátor del año 1940 aparece con 17 habitantes. Quedó
deshabitado a finales de la década de los sesenta.
De entre las viviendas destaca casa Arrendador. Se
trata de una casona de dos plantas levantada en el siglo XVII con acceso por
una puerta en arco de medio punto abierta en su fachada sur. Llama la atención
el diminuto tamaño de sus ventanas, con la excepción de dos de ellas que se sitúan
junto a la puerta de acceso. Estos últimos años ha sufrido el derrumbe de la
cubierta.
Las edificaciones secundarias siguen el estilo
constructivo de la zona; grandes edificios de piedra con tejados mixtos de teja
y losa, que reflejan la vocación agropecuaria del caserío. También hay que
citar, es de justicia, las dos gigantescas encinas que hay en medio del caserío,
sencillamente espectaculares.
Salanova cuenta con dos ermitas dedicadas a San
Macario. Muy próxima a la carretera (es el primer edificio que vemos desde el
asfalto) se encuentra la ermita “nueva” de San Macario. A pesar de los años de
abandono todavía presenta un aspecto digno. Se trata de un pequeño edificio de
planta rectangular con cabecera semicircular orientada al este. La nave se
cubre con bóveda de medio cañón y el ábside con cuarto de esfera. La puerta de acceso, dovelada, abre a los pies. Fechable en el siglo
XIII.
Los restos de la ermita “vieja” se hallan sobre un pequeño
montículo rocoso a unos 500 metros al sureste de la otra ermita. Se trata de
una pequeña y ruinosa edificación de mediados del siglo XII. Sus paramentos se
aparejaron con mampostería de pequeño y mediano tamaño. Quedan los arranques de
sus muros laterales y también del ábside, que todavía conserva en su interior
una rústica hornacina.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en septiembre de 2019.
Fotografía 1; Casa Arrendador (Marina González)
Fotografía 2; Portada de casa Arrendador (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Casa Llacera (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Ermita de San Macario (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Ruinas de la ermita de San Macario Viejo (Cristian Laglera)
Fotografía 6; Enorme carrasca (Cristian Laglera)