Una vez más vamos a desplazarnos hacia el sector oriental
de la comarca de Ribagorza y, por consiguiente, de la provincia de Huesca. El
núcleo protagonista de este artículo es Treserra. Sus edificaciones se sitúan en
una depresión del terreno a medio camino de las poblaciones de Arén y Cajigar,
entre los barracos de Santa Lucía y el homónimo de Treserra. Fue una de las
aldeas que, antaño, pertenecieron a Cornudella, municipio desaparecido formado
por los núcleos de: L´ Hostalet, Iscles, Rivera de Vall, San Martín, Puimolar,
El Sas, Suerri, Soperún y Vilaplana, además del citado lugar de Treserra.
Sus siete viviendas se encuentran dispersas formando diminutos barrios. Sus nombres son: Bové, Cipriá, L´Hereu, Rels, Toralla, Espuña y Perarroy. Por lo general son casas modestas aunque de buen tamaño, de dos y tres alturas, construidas en mampostería con tejados pétreos de buena losa. Destacan sus hermosos cobertizos y patios interiores.
Llegó a censar un máximo de 53 habitantes en el año 1940, tres décadas después, quedaría deshabitado. Actualmente las casas Espuña y Perarroy vuelven a tener vida.
Arquitectónicamente hablando su edificio más importante es la iglesia de San Vicente (s. XII), con la abadía adosada a poniente. Es un templo de nave única y planta rectangular, culminada en ábside semicircular orientado al este. La nave se cubre con bóveda de medio cañón y el ábside con cuarto de esfera. Siglos después, se construyeron las capillas laterales, tal y como exigían los gustos litúrgicos de la época. La puerta de acceso, que despliega arcada de medio punto, abre en el muro sur. En la actualidad es el edificio que se mantiene más digno de todo el despoblado. De este templo procede un frontal de San Vicente en el que está representado el santo diácono oscense y varias escenas de su persecución y martirio.
Aunque sus habitantes sí dispusieron de luz eléctrica desde el año 1952, venía por una línea desde del molino de La Puebla de Roda, tuvieron una carencia importante y decisiva de servicios básicos de primer orden. No disponían de escuela, por ejemplo. Los pocos niños que había en el pueblo tenían que acudir hasta la escuela de Claravalls. En Treserra tampoco había médico. Tenía que desplazarse desde Arén en caballería y solo para las urgencias.
Sus cultivos más importantes eran el trigo y la cebada. El animal predominante era la oveja, aunque también tenían algunos cerdos y vacas.
Las fiestas grandes se celebraban para San Isidro, el día 15 de mayo. Tenían una duración de dos días. Había misa, procesión, baile y, por supuesto, buena comida. Además de algunos familiares, venía gente de los pueblos y aldeas cercanas: Arén, Claravalls, Soliva, Soliveta…
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en septiembre de 2021.
Fotografía 1; Llegada a Treserra (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Iglesia de San Vicente (Marina González)
Fotografía 3; Cabecera (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Hermoso paso abobedado (Marina González)
Fotografía 5; Casa Toralla (Cristian Laglera)