Cillas
es uno de los nueve pueblos deshabitados que se localizan en el la comarca
natural de Sobrepuerto. Se trata de una zona enclavada entre los ríos Gállego y
Ara y las comarcas del Alto Gállego y Sobrarbe.
Su primera cita documental data del año 1050, en un
documento de la colección diplomática de la catedral de Huesca. Aparece con diez fuegos en los fogajes de los
años 1488 y 1609. Posteriormente, en sus años de máximo esplendor, llegó a
tener un total de 16 casas abiertas.
Cillas se sitúa sobre un altiplano, a escasos metros
de Cortillas pero al otro lado del barranco. El aspecto que presenta en la
actualidad es de ruina generalizada. Pasear por el pueblo es triste, muy
triste.
La calle principal ejerce de eje de la población, situándose
las viviendas a ambos lados de la misma. Paseando por el núcleo encontramos
grandes viviendas de piedra de dos y tres alturas. A pesar del expolio sufrido todavía
son dignas de admirar sus fachadas, arcos y diferentes tipos de ventanas, todo
levantado bajo el estilo tradicional de la zona.
Dieciséis casas mantuvo abiertas durante el pasado
siglo XX. Estos son sus nombres: Blas, Pardo, Navarro, Arnal, Piquero,
Sanromán, Jal, Esperanza, López, A Sora, Ezquerra, Moreno, Pascual, Gaitero,
Nazario y A Ferrera. En el año 1930 todavía censaba 142 habitantes, aunque tan
solo tres décadas después Cillas quedaría deshabitado.
La iglesia está dedicada a La Asunción (s. XVII). Es
un templo de nave única con cabecera recta orientada al este y torre campanario
adosada. Antes del derrumbe se cubría con bóveda de lunetos. Su estado actual
es de ruina absoluta, siendo la torre una de las pocas cosas reconocibles en la
actualidad.
Además de la parroquial Cillas contaba con dos ermitas
dentro de su término, San Vicente y San Bartolomé.
La ermita de San Vicente se sitúa en la parte baja del
pueblo, al sureste, no muy lejos de la iglesia. Es un templo del siglo XVII de
planta rectangular finalizada en cabecera plana. Todavía conserva la bóveda
apuntada que cubre su cabecera.
La de San Bartolomé se encuentra a unos quince minutos
de distancia, al sureste de Cillas. Es una construcción de origen románico que
ya documenta el profesor e investigador Adolfo Castán en ruina en los años
setenta. Posiblemente fue la antigua parroquial de algún despoblado medieval
indocumentado hasta el día de hoy. Consta de nave única y rectangular
finalizada en ábside semicircular orientado al este.
Las fiestas mayores de Cillas se celebraban el día 24
de agosto, festividad de San Bartolomé, aunque posteriormente las trasladaron
al día 7 de octubre (la Virgen del Rosario). Las fiestas pequeñas se celebraban
el día 22 de diciembre en honor a San Vicente.
A finales de la década de los cincuenta Cillas fue
vendido al Patrimonio Forestal del Estado, siendo repoblado de pinos con
posterioridad gran parte de su término. Pocos años después, en 1963, casa A
Ferrera cerraba sus puertas definitivamente, quedando de esta manera Cillas
oficialmente deshabitado.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (diciembre 2018).
Fotografía 2; Casa Blas (Marina González)
Fotografía 3; Imagen de La Asución (Rubén Gómez)
Fotografía 4; Interior de la Iglesia (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Ermita de San Vicente (Cristian Laglera)
Fotografía 6; Ermita de San Bartolomé (Cristian Laglera)