Muro de Bellós es, sin duda, uno de los núcleos
deshabitados más hermosos de todo Sobrarbe y posiblemente de toda la provincia
de Huesca. Se localiza en la entrada meridional del valle de Añisclo, muy cerca
de la confluencia de los ríos Bellós y Cinca. Desde Muro de Bellós
disfrutaremos de unas magníficas vistas de la cadena montañosa del Pirineo central.
El acceso lo realizaremos por una pista asfaltada de
algo más de cuatro kilómetros que tiene su inicio en la localidad de Escalona. Hasta
hace unos años la pista era de tierra y casi intransitable. Solo la grabación
de la película Bajo la piel del lobo protagonizada
por Mario Casas pudo hacer que la vieja pista de Muro de Bellós fuera
asfaltada. Un milagro que desgraciadamente llegó demasiado tarde.
Formó ayuntamiento con Puyarruego en 1834. Pocos años
después ambos núcleos se agregaron a Labuerda, para finalmente acabar uniéndose
a Puértolas.
Durante la primera mitad del siglo XX (hasta su
abandono) Muro de Bellós mantuvo ocho casas abiertas. Sus nombres eran: Ramón, Joaquín, Manuel, Campodarve, Miguel,
Mur, Pepa y Suelo. En el año 1930
todavía censaba 62 habitantes. Mantuvo población hasta finales de los años 80.
A pesar de la ruina generalizada de todo el conjunto
todavía podemos apreciar detalles arquitectónicos típicos de la zona: casonas
de gruesos muros de piedra, balconadas orientadas al sur o al este, puertas de
grandes dovelas, chimeneas troncocónicas y preciosos patios interiores
articulados en torno a la plaza central.
Subiendo por la pista de acceso, entre curva y curva,
destaca a lo lejos la silueta de la iglesia de Santa María. Se trata de un templo
de posible origen románico, aunque lo que hoy vemos no se puede llevar más allá
del siglo XVI. Tiene planta rectangular y cabecera recta orientada al este con
dos capillas laterales a modo de crucero. Posee atrio a poniente, que resguarda
la puerta de acceso, en arco de medio punto. Precisamente en la puerta se
hallaba un crismón trinitario depositado en la actualidad en el Museo Diocesano
de Barbastro-Monzón. El crismón, de no haber sido reubicado en esta iglesia,
cosa no descartable, confirmaría el origen medieval del templo.
La
vida en Muro de Bellós no era fácil. Economía de subsistencia pura y dura. Sus
habitantes se dedicaban principalmente a los cultivos de trigo, cebada y avena,
y por supuesto también a la ganadería. Las ovejas y las cabras eran los
animales predominantes.
Las fiestas grandes se celebraban el 25 de mayo, día
de la Virgen de la Ascensión. Las fiestas pequeñas eran para la Candelaria, el
día 2 de febrero.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (mayo 2019).
Fotografía 1; Muro de Bellós (Marina González)
Fotografía 2; Casa Joaquín (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Casa Pepa (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Hermosa chimenea (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Camposanto (Marina González)