Pequeño despoblado situado en la cabecera de uno de los vallecillos de la sierra de Portiello, cordillera que separa los valles de Basa y Guarga. Estamos en el sector central de la comarca del Alto Gállego, en zona recóndita y salvaje, en plena Guarguera. A Sandiás se accede tras unos 50 minutos a pie desde el núcleo de Cerésola. Caminaremos por una pista, transitable con vehículo todoterreno, que parte desde la iglesia de esta localidad.
Aparece documentado en los fogajes de los años 1495, 1543 y 1609, con un solo fuego. Al siglo XX llegó con tres casas abiertas, sus nombres eran: Escartín, Blasco y Batanero del Puente. Contaba con 18 habitantes en 1940. Poco tiempo después, el pueblo se vació.
Tuvo ayuntamiento propio entre los años 1832 y 1845, momento en que se anexionó a las localidades de Ordovés y Alavés. En el año 1960, ya como núcleo deshabitado, pasó a pertenecer a Sabiñánigo, municipio al que actualmente pertenece.
El caserío se halla totalmente arrasado. Destacan las ruinas de casa Blasco, de grandes dimensiones. Adolfo Castán fotografió una puerta adintelada con el año 1885. Nosotros sí que hemos llegado a ver y fotografiar una ventana con el año 1741 grabado. Son varias las visitas que hemos realizado a esta localidad en los últimos 15 años, y su deterioro cada vez es más evidente.
La iglesia parroquial se dedicó a San Lorenzo (s. XVI). Al igual que el resto del conjunto se encuentra en estado de alarmante ruina. Es una construcción elaborada con aparejo de mampostería y sillarejo, dibuja nave rectangular y cabecera de testero plano. Tiene una capilla lateral en el lado del evangelio dedicada a Santa Orosia. Su interior nos muestra los mechinales sobre los que descansaba el coro y restos de pinturas que imitan gruesos sillares. Posee torre de planta cuadrangular con dos vanos gemelos; guarda similitud con otras torres de núcleos cercanos.
Grande, muy grande era la devoción que había en Sandiás a Santa Orosia. El día de San Juan los romeros de la cabeza de Santa Orosia se dirigían hacia el pueblo de Yebra. Eran romeros de quince núcleos de la Guarguera, y al frente de todos ellos, estaba el amo de casa Blasco de Sandiás, que había recibido el cargo de coordinador por sorteo. Una vez en Yebra, los romeros entraban descalzos al pueblo y realizaban una procesión con la santa alrededor de la iglesia. Se daba a venerar la cabeza en el sitio de costumbre y esta regresaba a su trono por la puerta meridional del templo. Esta romería tuvo continuación hasta el comienzo de la Guerra Civil.
En la Guerra Civil, el Gállego dividía las zonas republicana y nacional, por lo que la mayoría de los pueblos de la Guarguera quedaron destruidos. Los campos fueron arrasados y las casas saqueadas. Las iglesias no corrieron mejor suerte. Muchas de ellas fueron profanadas e incendiadas. Al finalizar la guerra, Patrimonio Forestal del Estado se hizo cargo de una buena parte de los montes, con sus pueblos incluidos.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en enero de 2021
Fotografía 1; Sandiás (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Iglesia de San Lorenzo (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Capilla lateral dedicada a Santa Orosia (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Casa Blasco (Cristian Laglera)