De nuevo nos hallamos en el valle del Guarga. Secorún
es otro de los pueblos deshabitados que se localizan en la carretera de La
Guarguera, otrora uno de los núcleos más importantes de los que hubo en el valle.
Se encuentra situado a unos tres kilómetros al suroeste de Laguarta, “la
capital” de La Guarguera. Es accesible por una mala pista de tierra que tiene
su inicio entre los puntos kilométricos 23 y 24 de la carretera. A pie desde el
asfalto no cuesta más de 45 minutos.
Aparece
documentado por primera vez en el cartulario de San Juan de la Peña del año
1036; allí aparece citado "Aznar de Galíndez, de Securun".
Como ya hemos comentado fue uno de los lugares más
importantes de la zona, por este motivo a sus habitantes se les apodaba “los
madrileños”, queriendo significar la importancia de este pueblo que era
cabecera de ayuntamiento y tenía varias aldeas adscritas y pedáneas.
Durante la segunda mitad el siglo XIX y las primeras
décadas del XX abrió 10 hogares, aunque anteriormente llegó a tener hasta
catorce. Estas son las diez viviendas que tenemos documentadas: López, Sánchez,
Campo, Nemesio, Secretario, Feliciano, Aquilué, Ambrosio, Cebollero y Artero.
En el año 1910 todavía mantenía 118 habitantes censados. El pueblo se vació a
mediados de la década de los cincuenta.
Todo el pueblo se halla devastado, presentando
actualmente un aspecto deplorable. El motivo es que las cubiertas de sus
viviendas fueron desmontadas en la década de los sesenta para la obtención de
madera. Por este motivo sus viejas casas se han convertido en montones de
escombros engullidos por una asfixiante vegetación en algunas zonas casi
selvática.
Su edificio más emblemático es la iglesia de San
Bartolomé, único edificio que se mantiene en pie en la actualidad. Se trata de
una iglesia de gigantesca nave rectangular, con capillas laterales y testero
recto. Las bóvedas de la nave y la cabecera ya son historia, si bien se
conservan las de las capillas, que son de medio cañón. Adosada a su paño norte
se sitúa la torre campanario, conquistada totalmente por la hiedra.
En los alrededores de Secorún, al noreste, sobre una
pequeña elevación, encontramos las ruinas de una ermita románica construida bajo
la advocación de Santiago. No es fácil de localizar, pues se halla totalmente
emboscada. Es un templo de primeras fechas del siglo XIII, que conserva de su
pasado románico el ábside semicircular y el presbiterio. La cabecera se cubre
con bóveda de horno y el presbiterio con medio cañón, ambas de piedra tosca. La
puerta de acceso abre al mediodía.
Hay una
curiosa leyenda relacionada a la fertilidad y a esta ermita. En Secorún se
decía que "Los niños no vienen de París, sino de Santiago" en referencia a unas piedras que
hay en las inmediaciones de la ermita y al poder de aumentar la fertilidad de
las mujeres siempre y cuando pasaran caminando entre las rocas. Creencias que
hoy pueden parecernos muy lejanas pero que apenas nos retrotraen algunas
generaciones.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (marzo 2019).
Fotografía 1; Secorún (Marina González)
Fotografía 2; Iglesia de San Bartolomé (Marina González)
Fotografía 3; Interior de la iglesia (Marina González)
Fotografía 4; La Escuela (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Pozo (Marina González)
Fotografía 6; Ermita de Santiago (Cristian Laglera)