Estamos en el valle del río Ara, entre Fiscal y
Boltaña. Puyuelo es uno de los casi veinte pueblos deshabitados que encontramos
en el valle de la Solana y la ribera del Ara. Se sitúa a 826 metros de altitud,
asentado sobre una escarpada ladera justo enfrente de Jánovas, hacia al norte.
Buscando viejos censos y fogajes encontramos que
aparece citado con un solo fuego en el año 1488, que se incrementan hasta los
dos en los años 1495 y 1543. En 1646 alcanza los tres fuegos, número que
mantuvo hasta comienzos del siglo XX. En su máximo nomenclátor del pasado siglo
aparece con 27 habitantes en el año 1910.
Los
nombres de las tres casas que mantuvo
Puyuelo abiertas en el siglo XX eran Gallán, Chuan-Périz y el Fraile. Casa el
Fraile cerró sus puertas antes de la Guerra Civil; sus habitantes emigraron a
Francia bastantes años antes de quedar deshabitado el pueblo.
Paseando por sus desdibujadas calles comprobamos que
el estado del núcleo es desolador. Muros engullidos por la maleza, ventanas a
través de las que se ve el azul del cielo, grandes losas que techaban las
viviendas por el suelo… Aun así, entre tanta ruina, es de justicia destacar un
par de hermosas chimeneas típicas de la zona.
Junto a las viviendas (en el centro del caserío) se
localiza la herrería, presente en gran parte de los despoblados de nuestra
provincia, por pequeño que sea el núcleo, muestra de la importancia que tuvo
este oficio antaño.
Otro edificio de obligada mención es la iglesia
parroquial de San Juan Bautista. Se sitúa en la parte más alta del pueblo,
presidiendo. Es un modesto templo construido con aparejo de sillería. Tiene una
sola nave de planta rectangular y testero plano. Se accede al interior por una
puerta situada en el paramento sur, y sobre ella, se alza orgullosa la espadaña
campanario de un ojo resguardada por un pequeño tejadillo de losas. Fechable
entre los siglos XVII y XVIII.
Sus tierras de cultivo eran más bien escasas y poco productivas.
Cultivaban principalmente trigo. También tenían buenas verduras y patatas.
Las fiestas se celebraban para el verano, el día 29
de agosto; tenían una duración de dos días. Acudían vecinos de los pueblos
cercanos como Villamana, Lavelilla o San Martín, entre otros lugares.
El acceso lo realizaremos desde el también
deshabitado lugar de Lavelilla, junto al silo de sal que hay al pie de la
carretera N-260. Allí nace un sendero de poco más de un kilómetro que nos
conducirá hasta Puyuelo en una media hora. No hay pérdida posible, pues nunca
lo perderemos de vista.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (noviembre 2018).
Fotografía 2; Núcleo urbano (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Hermosa chimenea (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Iglesia de San Juan Bautista (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Interior del templo; ruina (Cristian Laglera)