En esta ocasión nos trasladaremos hasta el sector sureste de la siempre
indómita y apasionante comarca de Ribagorza. Soriana, nuestro despoblado
protagonista, es una pequeña aldea ubicada entre Caserras del Castillo y Estopiñán
del Castillo, en la misma linde de las comarcas de Ribagorza y Litera. Se
sitúa entre dos promontorios rocosos que la dividen en dos pequeños barrios.
Fue un lugar pequeño, muy pequeño. En sus años de máximo esplendor llegó a tener cuatro casas abiertas y un máximo de 41 habitantes (año de 1910). El abandono del lugar se produjo a mediados del pasado siglo XX.
En privilegiado emplazamiento, presidiendo, se alzó la ermita de Santa Marina. Se trata, sin duda, del edificio más destacado del núcleo. Es una construcción románica, de mediados del siglo XI. Posee planta rectangular y cabecera semicircular orientada al este, con puerta de acceso por el costado norte. A los pies, en lo más alto, se yergue orgullosa la pequeña espadaña.
Bajo la iglesia, diseminadas por la ladera, se arruinan en soledad las viviendas que constituyen el núcleo de Soriana. Poco, muy poco queda ya de todas ellas. Hace algunos años aún pudimos fotografiar un par de puertas en arco de medio punto de ladrillo y una ventana enrejada a través de la cual solo se ven derrumbes. Y poco más…
Hasta hace unos pocos años todavía se reunían los antiguos vecinos cada 18 de julio (festividad de Santa Marina) para celebrar las fiestas del pueblo.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en febrero de 2022.
Fotografía 1; Soriana (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Vivienda (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Ermita de Santa Marina (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Pilaret de San Vicente Ferrer, a la entrada de Soriana (Cristian Laglera)