26/5/13

GINUÁBEL







Ginuábel es otro de los pueblos “dormidos” que localizamos en el interior del valle de La Solana. Sus edificaciones se desparraman sobre una ladera del barranco de Yasa. Llegaremos por una pista de tierra que tomaremos desde el punto kilométrico 70 de la carretera N-260, en la ribera fiscalina, muy cerca de la pequeña localidad de Santa Olaria.

Aparece con seis fuegos en el año 1488, que aumentan hasta los once en los años 1510, 1609 y 1646. Durante el pasado siglo XX mantuvo un total de ocho casas abiertas, sus nombres eran: Agustina, Barrau, Castillo, Martín-Puyuelo, Périz, Salas, Clemente y Juan. Anteriormente se habían abandonado otras casas como Ezquerra o Cosme. Rebuscando viejos censos vemos que en el año 1900 mantenía una población de 73 habitantes. Cinco décadas después, eran 50 los habitantes que todavía conservaba.

El núcleo se estructura sobre la calle de Santiago, allí es donde se localizan el grueso de las edificaciones. De entre las viviendas nos llamó la atención casa Barrau, con aspilleras. También la impresionante casa Agustina, junto a la iglesia, juntos protagonizan una de las postales más hermosas de La Solana, no en vano, esta imagen es la que escogimos para la portada del tercer libro de los Despoblados de Huesca (Sobrarbe y Somontano de Barbastro), allá por el año 2015.

La iglesia de Santiago se construyó en el siglo XVI. Es templo de una sola nave rematado en cabecera de testero recto. Dispone de dos capillas laterales formando crucero. Todas las estancias se cubren con bóvedas de medio cañón. El coro se sitúa a los pies, en alto; precisamente desde el coro se accede al interior de la torre campanario.

Otro edificio que merece ser citado es la escuela. Poco queda hoy de ella, pero aún así, creemos interesante dedicarle estas líneas. Hasta ella acudían, además de los niños de Ginuábel, los de Muro de Solana, teniendo que recorrer diariamente distancias de unos 45 minutos. En los años 50 recibían clases una docena de niños.

El cereal principal era el trigo, aunque también se cultivaba avena o cebada. En cuanto a los animales la oveja era el animal predominante. Los alimentos que la tierra les negaba iban a comprarlos a Lacort. Allí, además de productos básicos como azúcar o vino, también se abastecían de ropas, calzado, o aperos para el campo o la cocina.

Originalmente las fiestas eran para Santiago, el 25 de julio, pero como coincidía con la época de siega se trasladaron al 27 de agosto, día de San José de Calasanz. Tenían una duración de tres días. Había misa, música, ronda y, por supuesto, buena comida. Venían familiares y gente de las aldeas y pueblos cercanos. La fiesta pequeña se celebraba el 17 de noviembre (San Acisclo).

Ginuábel quedó definitivamente desierto en el año 1963. Los moradores de casa Périz fueron los últimos en abandonar el pueblo; Binéfar fue su destino. De todas formas, la gente de Ginuábel, mayoritariamente, acabo marchando a Barcelona.


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en octubre de 2021.



Fotografía 1; Iglesia y vivienda  (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Interior de la iglesia (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Casa Agustina  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Escuela  (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Fuente  (Cristian Laglera)