Ayer visité (27-11-15) junto a mi amigo Miguel Barrutia la pardina de La Torre. Es posiblemente una de las pardinas más aisladas (y también interesantes) que encontramos en la zona septentrional de la Sierra de Guara, en la misma linde de las comarcas del Alto Gállego y la Hoya de Huesca. La manera de llegar más sencilla es desde el santuario de San Úrbez. Allí nace un empinado sendero en dirección norte que en algo menos de una hora nos dejará en La Torre. El sendero está limpio y perfectamente señalizado, recorrerlo es, una auténtica delicia. También tiene acceso desde el despoblado de Abellada, algo más complejo.
La pardina está devastada; vemos que la vivienda principal apenas mantiene los muros en pie y que a su lado se sitúan los correspondientes edificios de apoyo, todos ellos asfixiados por una abrumadora capa de maleza.
Aislada, a unos 50 metros del caserío, se levanta en edificio más interesante del núcleo: la ermita de San Antón. Es un edificio modesto, muy modesto, pero no deja de ser una pequeña joya. Hay una fecha sobre la puerta de acceso del año 1822. Tiene una pequeña nave rectangular rematada en testero plano. La puerta de acceso, abre a los pies. Aunque la cubierta permanece derruida desde hace muchos años, el pequeño templo aguanta con dignidad el paso de los años.
En definitiva la pardina de La Torre es un lugar que merece la pena conocer; a pesar de la maleza y la ruina es un lugar agradable de visitar, ya que sentiremos que estamos en un lugar único en un momento irrepetible, sensaciones que no se experimentan todos los días.
Fotografía 1; Llegada a La Torre (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Vivienda (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Edificio en ruina (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Ermita de San Antón (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Cabecera (Cristian Laglera)