Esta
vez nuestro destino es el valle de Chistau, situado en el sector noreste de la
histórica región de Sobrarbe. El despoblado protagonista de este artículo es
Señés, que junto a las localidades de Sin y Serveto forman “La Comuna”.
Señés
es hoy “un pueblo fantasma”, a pesar de contar con una o dos viviendas
recuperadas, que pensamos recibirán visitas los fines de semana y en verano. De
todas formas, y como es inevitable, el paso del tiempo ha deteriorado
brutalmente a Señés, que se desmorona poco a poco irremediablemente y en
silencio.
Hay
una calle principal que articula en núcleo, con las viviendas situadas a ambos
lados. Las viviendas, que están muy bien ejecutadas, siguen el estilo
tradicional de la zona, tienen dos y tres plantas, grandes balconadas
orientadas al sur y cubiertas a dos aguas. Según Pascual Madoz a mediados del
siglo XIX Señés abría 30 hogares.
La
iglesia parroquial está a la entrada del pueblo. Se construyó después de la
Guerra Civil, poco antes de quedar el pueblo vacío. Está dedicada a Nuestra
Señora de la Asunción. Tiene planta rectangular
y cabecera plana, de menor altura ésta que la nave. Interiormente se
cubre con un falso techo plano. Abre vanos de medio punto en sus costados norte
y sur.
Junto
a la iglesia se halla la escuela, lamentablemente en ruina y sin niños desde
hace muchos años. También merecen mención algunos magníficos edificios de apoyo
situados al oeste de las viviendas,
destacando un magnífico secadero techado a dos aguas.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (junio 2019).
Fotografía 1; Señés (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Vivienda (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Casa de tres plantas (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Vivienda de gran empaque (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (Cristian Laglera)
Fotografía 6; Escuela (Cristian Laglera)
Fotografía 7; Secadero (Cristian Laglera)