Dejando al margen los límites administrativos, estamos ante un conjunto notable, que conoció tiempos mejores, pues ostentó rango de villa -año 1025- donada por Sancho el Mayor a Sancho Galíndez, prócer de La Garcipollera. Aparece como lugar despoblado en el siglo XVII y reaprovechado como pardina hasta mediados del siglo XX.
La vivienda es un edificio espectacular. Está formado por dos grandes bloques que dibujan forma de L. El bloque principal, que es la vivienda, poseía tres plantas más la falsa y cubierta a doble vertiente. En la fachada principal abre la puerta de acceso, en arco de medio punto sobre dos grandes jambas.
A escasos metros de la vivienda se levantan los edificios de apoyo, entre los que destaca un yerbero de planta rectangular y un pozo-fuente engullido por una asfixiante capa de maleza.
Fotografía 1; Llegada a la pardina Salamaña (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Vivienda (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Vieja cerámica (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Pozo-fuente (Cristian Laglera)