Nosotros accedimos desde la ermita de San Bendito de Luzás. Allí dejamos el coche y tomamos una pista que, primero en dirección sur y luego oeste, nos conduce hasta la casa de La Mellera por las estribaciones de la sierra. Para llegar a nuestro destino habremos atravesado un bosque de pino que, cuando lo visitamos, todavía conservaba algunos tramos con nieve de apariencia virginal que tuvimos en placer de poder pisar.
Una vez en La Mellera comprobamos que la vivienda se halla totalmente arruinada. Dibujaba planta más o menos cuadrangular con puerta de acceso al sur. A su lado, concretamente en su parte trasera, perviven los restos de un alargado edificio que parece que estaba destinado a uso agropecuario.
En pie y buen estado se encuentra la ermita de los santos niños Justo y Pastor, junto a la vivienda. Es templo de nave única con cabecera poligonal canónicamente orientada. El acceso se realiza por los pies, por puerta que despliega abanico de dovelas bajo hornacina huérfana de santo. El espacio interior se cubre con bóveda de cañón apuntada. Aunque muestra apariencia moderna, pues fue restaurada cuando se realizó la repoblación forestal, no es descabellado llevar su cronología hasta los ss. XV-XVI.
Fotografía 2; Ruinas de la vivienda (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Ermita de los Santos Justo y Pastor (Cristian Laglera)